Serie de Predicación en Audio

Predicando y orando por los perdidos - La Paciencia De Dios





¿Cuántas personas hay en el mundo que necesitan escuchar el evangelio? y ¿qué haremos para cumplir con efectividad la gran comisión (Mateo 28:19-20)? A muchos de nuestros amigos y familiares no se les ha predicado el evangelio. Sus vidas están al borde de la condenación, y si no han sido consumidos aun es por la misma razón que tú y yo no fuimos consumidos cuando estábamos sin Cristo, la Paciencia de Dios. (Mal. 3:6)

Dios mismo se reveló a Moisés como un Dios “tardo para la ira” (Ex. 34:6), no un Dios que no tiene ira como algunos quieren pensar. Su Paciencia es una cualidad en su naturaleza divina que hace que Él sea tardo en el trato hacia sus enemigos (Rom. 2:5), será muy paciente para mostrar su ira para con ellos. El gran poder de Dios puede ser visto no solo en su control sobre sus criaturas, sino también en el poder que tiene sobre sí mismo. Dios no se pone furioso rápidamente, no pierde la cabeza, o los estribos. Él no conoce nada de impaciencia. Nosotros podemos estar seguros de que su justicia no fallará, pero Él no tiene prisa para juzgar a sus enemigos, Él espera en perfecta paciencia para vindicar su honor y satisfacer su justicia. 

Él hombre puede provocar a Dios, pero no acabará con su paciencia en 5 minutos. La ira de Dios es sosegada. Dios controla su ira, su ira no lo controla a Él y puede mantener su carácter en tranquilidad si así lo desea. A.W Pink dijo sobre este tema: 
“¡Qué maravillosa es la paciencia de Dios para con el mundo de hoy día! Por todos lados las gentes pecan audazmente. La ley divina es pisoteada, y Dios mismo es despreciado. Es verdaderamente asombroso que no fulmine al instante a quienes le retan tan descaradamente. ¿Por qué no extermina de golpe al arrogante infiel y al blasfemo vociferante, como hizo con Ananías y Safira? … sino por su paciencia…”
Como creyentes debemos sacar mucho provecho de este atributo y ser diligentes en anunciar las buenas nuevas a todo hombre en todo momento (Rom. 10:14-17), siendo compasivos con los perdidos como el Señor lo fue con nosotros. Al igual que Moisés debemos en oración interceder por las almas de los que están bajo su ira, pidiéndole que los traiga a la fe en su Hijo Jesucristo. Por último debemos afirmar que la paciencia del Señor llegará a su fin el día que Él juzgará al mundo y dará el pago a todo aquel que se rehusó a creer las buenas nuevas del evangelio (Apoc. 6:16), por esto cumplamos fielmente la gran comisión y como si Dios rogase por medio de nosotros llamemos a los hombres al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo.




Hno. José I. Flores
Iglesia Palabra Viva - Comunidad de la Gracia
Escritor de Su Palabra es la Verdad


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