Serie de Predicación en Audio

El ministro de la Palabra



Hazle un ministro de la biblia, pero ¿qué quiere decir esto? muy bien, lo diremos con la brusquedad mas apasionada. Arrójale a su oficina, arráncale de la puerta el letrero que dice: oficina y clava otro que diga; Estudio, enciérrale allí con llave, junto con su biblia, sus libros y asegúrate que tenga toda clase de textos con su maquina de escribir, o con bastantes lápices, empújale violentamente sobre sus rodillas delante de Dios, con un peso sobre su corazón por las almas quebrantadas en el dolor, y también por las vidas petulantes y superficiales de su rebano.

Oblígale a ser el hombre que en la comunidad hastiada sabe las cosas profundas de Dios y ponle a luchar con Dios en oración hasta que se de cuenta de lo corto que son sus propios brazos; contrátale a perseverar con Dios por toda la noche entera, permítele salir solo cuando este magullado y golpeado hasta el punto de llegar a ser una bendición, ponlo preso, donde un reloj registrador lo sujetara, encadenado al pensamiento y a la voluntad de escribir acerca de Dios durante cuarenta horas a la semana.

Cierra su boca garrula acostumbrada a estar siempre comentando, y detén su lengua para que no se mueva tan suavemente sobre todo tema vano, requiérele que tenga algo bueno que decir antes de romper el silencio, que ardan sus ojos con el estudio fatigador, que quebrante su serenidad emocional con la aspiración de agradar a Dios, hazle cambiar su postura pía exagerada por un andar humilde con Dios y con el hombre, hazle expandirse y ser expendido para lo gloria de Dios.

Arráncale su teléfono, quema sus hojas de anotaciones de éxitos, y pon en su mano una biblia, amárrale a su púlpito y hazle predicar la palabra del Dios vivo, pruébale, examínale, e interrógale, humíllale por su ignorancia de las cosas divinas, hazle sentir su vergüenza por su comprensión fácil de lo financiero, el récord de los deportistas, y las intrigas políticas, si desea ser gracioso dile que sea mas bien un producto de la gracias de Dios, si esta enamorado de querer ser agradable, demándale que agrade a Dios y no al hombre, si desea ser empresario, insiste en que sea mas bien un obrero dócil en las manos de Dios, un ser que ilustra el propósito y da testimonio de la voluntad del Altísimo.

Forma un coro, eleva un canto y persíguele con ella día y noche, Señor quisiéramos ver a Jesús, cuando por fin ensaye el púlpito, pregúntale, que de una palabra que de gloria a Dios, sino la tiene despídele y dile que no regrese hasta que pueda ponerse de pie, rendido y abatido y decir: Así dice el Señor.

Quebrántale con el palo de su popularidad mal ganada, golpéale fuerte con su propio prestigio, arrincónale con preguntas acerca de Dios y cúbrelo con demandas de sabiduría celestial y no le des escape hasta que este entre la espada y la pared, la espada de la palabra de Dios y la pared de su fidelidad, luego siéntate delante de el y escucha la única palabra que le queda, la de Dios, dale un capitulo y ordénale que ande alrededor de el, que acampe en el, trabaje con el, y que al fin llegue a citarlo al revés y al derecho hasta que todo lo que diga acerca de el resuene con el timbre de la eternidad.

Examina su hogar y ve si es un seminario de la fe, esperanza, educación y amor, o si es un armario de quejas, dudas, dogmas y cólera, si es lo primero permite que salga fuera, conquistando y venciendo; si es lo segundo, entonces enciérrale para que ore, se convierta y llore, y solo entonces pueda salir convertido y convirtiendo.

Oblígale implacablemente a ser un hombre siempre inclinado pero nunca cobarde ante la verdad que el se ha esforzado revelar, habiendo experimentado, el mismo en su vida, las duras luchas de un profeta del todopoderoso, permite que su alma sea desnudada ante los propósitos y arremetidos de Dios, y que se sienta perdido, sin esperanza y acabado, hasta que al fin, solo Dios sea su todo en todo.

Hazle una ilustración que enseñe como la gracia solo es maravillosa, suficiente y redentora, permite que el sea transparente a la gracia de Dios, a Dios mismo, y cuando el sea quemado por la palabra incandescente que ha pasado por el, cuando sea consumido por fin por la gracia encendida que corre en el y sea finalmente trasladado de la tierra al cielo, entonces lleva sus restos con cuidado, toca sorda trompeta, coloca una espada de dos filos sobre su ataúd y levanta una tonada triunfal, porque fue un soldado bravo de la palabra y un portavoz leal a Dios antes de morir.

Mayor Floy Doud Shafer 

Este es un claro ejemplo de la gran responsabilidad que tenemos los ministros delante de Dios, espero que esto pueda ayudarnos a ser fieles predicadores de su palabra.

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. (2Tim 2:15) Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. (2Tim 2:4)




Pastor. Salomón Altamirano
Iglesia Biblica Bautista Emanuel
Escritor de Su Palabra es la Verdad

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